Si me dices que vivir y sus desiciones son más fáciles que llorar, yo te cuento que mis horas no las cuento, porque no alcansan, no dan.
Si me invitas a tu juego yo me siento y me divierto, mientras tanto yo lo siento.
A veces quisiera ser más grande, o no sé, más pequeño.
Siendo gigante tendría la fuerza para vivir en paz,
pero destrozaría más de una paciencia y mil neuronas de este mar.
Siendo enano me encondería tras de un árbol, el más sencible me diera hogar. Si no se supiera que la paciencia es un reloj de arena, ya te habría besado sin nada pesado que reprochar.
Aunque entender las verdades nos cuesta creer que entendemos que existen, yo te doy lo que tengo, que no es mucho, pero mucho esfuerzo muerto deja, para explicate que no hay quejas si la copa se ha llenado, y nadie de ella a tomado, ni el camarero pide la cuenta.
Los problemas que nos vencen son aquellos neblinosos, los que no reconocemos de repente, porque siempre estan trocados, mal atados a la mente, que reconoce sin patente el presente que me afrenta.
Dame un minuto y yo pienso y tu piensas, hablamos y te doy mis letras.
No las escarlatas, no las de piedra, no las de lata, no las de mierda.
Sin propagandas, ni estereopitos, si acaso, ni siquiera, ecos de gritos, te doy lo que tengo, más no pudiera, poder no es dinero, la suerte lo lleva.
Los engaños de las bancas te dejan una boca de lobo, eso es con todos, somos de lodo y al lodo daremos la cara.
Para vivir se necesitan más razones que ganas, ya que esta trampa esta arreglada desde hace siglos y nadie hace nada.
Nadie lo paga, nadie se queja, nadie se muere si es traido en bandeja, no es un buffet, no es una ganga, pero lo sé, el sol sale mañana.
Quisiera olvidarme de algunos momentos, de ciertos asuntos sobrepuestos a la mesa de los impuestos, pero la ciudad me atrapa y me deja en insomnio.
Tantos demonios y angeles caidos, miran la noche, pierden los broches.
Si piensas en mí te doy mi tiempo, que no es oro, pero en momentos te canto a coros lo que siento, lo que encuentro: Sentimientos trocados, sobrevalorados.
Me duele en el pecho que se pueda ser tan bajo, tan crudo, tan seco, tan mallogrado, tan acabado, tan hecho viejo.
No puedo luchar contra el temperamento natural.
Podemos volar si me permiten alzar el vuelo.
Podemos reir si me calientas con calor del bueno.
No puedo más vender las palabras, comprar las migajas que me dan los inconcientes.
Si lo sientes también te lo canto bonito, daremos un saludo bendito a la vida que nos llama.
Las últimas frases, los últimos encuentros, las fases, los cuentos, son puentes al alma.
Para aquellos que se llenan los bolsillos y se sientan en sillas pagadas por los parados, les digo que no se brilla si se tiene un mentiroso pasado.
Si la verguenza te pesa no me llores en el hombro, ve y ayuda sin asombro a todo aquel que hicistes trizas.
Si la risa no te encuentra, si se cansó de buscarte, de tocar a tu puerta, pues ya que no la compras, porque no hay riquesa que las page, te quedas con tu castillo lleno de pajes y fantasmas de deudas.
Con tus armas que tanto costaron, compites contra el desarmado, llenas con descaro tu cabeza fría y el corazón de plomo.
Le das trabajo al trabajo y nada a quién lo logra.
Golpeas en el lomo a todo aquel que se deja.
El sol no calienta para aquellos que no saben donde se encuentran sus cejas.
No son verdades a medias ni historias mal escritas, son malos encuentros, son situaciones malditas.
Si te hablo de dios, sabras que hablo en el nombre, no del hombre, si no de aquello que da la vida.
El diablo la quita y los extraños la regalan.
Dame mis alas y guarda las tuyas que necesitas.
Respira profundo este viento del desierto, este huracán violento en el centro de una isla, este terremoto de almas que nos desfiguran el terreno, esta caza sin calma, este sonreír, esta gracia, este voluntario esfuerzo para cuerpos con desgracias.
Despierta de la pesadilla que sueñas despierto, ya que de esta fiesta nadie tiene plan de escape.
Que la música te atrape, que el amor te de la vuelta, que te haga girar sobre tu eje, sobre la tierra que anda suelta atrapada por la gravedad de los planetas.
Entiendes que de esta treta todos tienen su parte jugada?
Aplastada esta la ciudad vieja y viejo están los sueños que todos añejan.
Estas horas que ahora vives, que vivimos, que me viven, son minutos que pasan rápidos hasta llegar a la estación de tráncito.
Tan lácido, tan lúcido, tan perdido.
Es igual en que sentido, no importa en que dirección, si la solución es el cariño.
No importa como te llames, si son llamas tus palabras, si calientan las miradas, si tu piel quiere ser lana para manos congeladas.
Te dejo con tu reflejo, no en el espejo, sino sobre el agua:
La trasparencia de lo confuso, la distorsión de lo tranquilo
La velocidad de lo pesado, la fuerza de lo flexible
La naturaleza en venganza, la sangre que nos suda
El misterio revelado, los amados invencibles
El yo que quiere ser tuyo y borra toda la duda.
Si me invitas a tu juego yo me siento y me divierto, mientras tanto yo lo siento.
A veces quisiera ser más grande, o no sé, más pequeño.
Siendo gigante tendría la fuerza para vivir en paz,
pero destrozaría más de una paciencia y mil neuronas de este mar.
Siendo enano me encondería tras de un árbol, el más sencible me diera hogar. Si no se supiera que la paciencia es un reloj de arena, ya te habría besado sin nada pesado que reprochar.
Aunque entender las verdades nos cuesta creer que entendemos que existen, yo te doy lo que tengo, que no es mucho, pero mucho esfuerzo muerto deja, para explicate que no hay quejas si la copa se ha llenado, y nadie de ella a tomado, ni el camarero pide la cuenta.
Los problemas que nos vencen son aquellos neblinosos, los que no reconocemos de repente, porque siempre estan trocados, mal atados a la mente, que reconoce sin patente el presente que me afrenta.
Dame un minuto y yo pienso y tu piensas, hablamos y te doy mis letras.
No las escarlatas, no las de piedra, no las de lata, no las de mierda.
Sin propagandas, ni estereopitos, si acaso, ni siquiera, ecos de gritos, te doy lo que tengo, más no pudiera, poder no es dinero, la suerte lo lleva.
Los engaños de las bancas te dejan una boca de lobo, eso es con todos, somos de lodo y al lodo daremos la cara.
Para vivir se necesitan más razones que ganas, ya que esta trampa esta arreglada desde hace siglos y nadie hace nada.
Nadie lo paga, nadie se queja, nadie se muere si es traido en bandeja, no es un buffet, no es una ganga, pero lo sé, el sol sale mañana.
Quisiera olvidarme de algunos momentos, de ciertos asuntos sobrepuestos a la mesa de los impuestos, pero la ciudad me atrapa y me deja en insomnio.
Tantos demonios y angeles caidos, miran la noche, pierden los broches.
Si piensas en mí te doy mi tiempo, que no es oro, pero en momentos te canto a coros lo que siento, lo que encuentro: Sentimientos trocados, sobrevalorados.
Me duele en el pecho que se pueda ser tan bajo, tan crudo, tan seco, tan mallogrado, tan acabado, tan hecho viejo.
No puedo luchar contra el temperamento natural.
Podemos volar si me permiten alzar el vuelo.
Podemos reir si me calientas con calor del bueno.
No puedo más vender las palabras, comprar las migajas que me dan los inconcientes.
Si lo sientes también te lo canto bonito, daremos un saludo bendito a la vida que nos llama.
Las últimas frases, los últimos encuentros, las fases, los cuentos, son puentes al alma.
Para aquellos que se llenan los bolsillos y se sientan en sillas pagadas por los parados, les digo que no se brilla si se tiene un mentiroso pasado.
Si la verguenza te pesa no me llores en el hombro, ve y ayuda sin asombro a todo aquel que hicistes trizas.
Si la risa no te encuentra, si se cansó de buscarte, de tocar a tu puerta, pues ya que no la compras, porque no hay riquesa que las page, te quedas con tu castillo lleno de pajes y fantasmas de deudas.
Con tus armas que tanto costaron, compites contra el desarmado, llenas con descaro tu cabeza fría y el corazón de plomo.
Le das trabajo al trabajo y nada a quién lo logra.
Golpeas en el lomo a todo aquel que se deja.
El sol no calienta para aquellos que no saben donde se encuentran sus cejas.
No son verdades a medias ni historias mal escritas, son malos encuentros, son situaciones malditas.
Si te hablo de dios, sabras que hablo en el nombre, no del hombre, si no de aquello que da la vida.
El diablo la quita y los extraños la regalan.
Dame mis alas y guarda las tuyas que necesitas.
Respira profundo este viento del desierto, este huracán violento en el centro de una isla, este terremoto de almas que nos desfiguran el terreno, esta caza sin calma, este sonreír, esta gracia, este voluntario esfuerzo para cuerpos con desgracias.
Despierta de la pesadilla que sueñas despierto, ya que de esta fiesta nadie tiene plan de escape.
Que la música te atrape, que el amor te de la vuelta, que te haga girar sobre tu eje, sobre la tierra que anda suelta atrapada por la gravedad de los planetas.
Entiendes que de esta treta todos tienen su parte jugada?
Aplastada esta la ciudad vieja y viejo están los sueños que todos añejan.
Estas horas que ahora vives, que vivimos, que me viven, son minutos que pasan rápidos hasta llegar a la estación de tráncito.
Tan lácido, tan lúcido, tan perdido.
Es igual en que sentido, no importa en que dirección, si la solución es el cariño.
No importa como te llames, si son llamas tus palabras, si calientan las miradas, si tu piel quiere ser lana para manos congeladas.
Te dejo con tu reflejo, no en el espejo, sino sobre el agua:
La trasparencia de lo confuso, la distorsión de lo tranquilo
La velocidad de lo pesado, la fuerza de lo flexible
La naturaleza en venganza, la sangre que nos suda
El misterio revelado, los amados invencibles
El yo que quiere ser tuyo y borra toda la duda.
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