13.3.12

Palabras, ojalá se las lleve el viento!

No quiero expresar aquí el deseo de que mis, tus, las palabras se esfumen, volátiles, efímeras, sin importancia, cual sea su necesidad. Es que a veces he dicho cosas de las cuales ahora prefiero que se hayan convertido a lo largo del tiempo en solo sonidos sin importancia fuera de todo contexto. Cuando debería estar pensando en que las oportunidades pueden acabarse en cualquier momento, y que no debería correr el riesgo de fingir estabilidad, pienso o me obligo a pensar sin quererlo siquiera en las cosas que he dicho y de las cuales de muchas de ellas se arrepiente mi ser, estando. Siempre podemos decir cosas que no somos capaces de decirnos a nosotros mismos, eso parece casi una reiteración humana intransmutable y genéricamente universal. La vez que alcé la voz llegue a decir de otro modo lo que hubiera preferido susurrar o no decir por su innecesidad, lo que me perece ahora con el tiempo. La vez que dije algo al parecer tonto, ya no me acuerdo, y fuí por lo visto y llanamente rechazado por el primer amor que creí que era. O que era? Por alguna razón he dicho cosas que ahora me parecen fuera de lugar y sin razón, pero en aquel entonces parecía lo más lógico que podía decir, además de no ser lo que quería expresar. Son momentos que parecen trampas. Donde la conciencia tiende a jugar en tu contra por razones y sinrazones que uno no pude ver o notar, dejándome guiar por la voluntad o su ceguera. Como en una cinta de Mörbius me sentía, al revés, caminando sobre o debajo del mismo punto, un arriba abajo, un todo bien todo mal, un detrás delante, sale entra, duerme despierta, corre para, etc. sin pares. Torcido y dejándome llevar por la aparente lujuria hablé y no fuí dicho. Floté en una burbuja aislado sobre los bosques y explotó sobre la planicie en la sabana entre las espigas cuando el viento me llevó a mi y no a las palabras. Me arrepentiría de eso a no ser por la experiencia. Dicen que no hace falta tener experiencia sobre todos los asuntos que nos envuelven, poder comprender y comprendiendo se aprende y se entiende que se debe hacer o se debería estar haciendo, pero fue como no existir. Verme hablar enojándome poco a poco, de gota en gota, por no saber que hacer. Ocultar que prefiero no expresarme, que me siento nervioso, que opto por no hablar, por el voto al silencio y a la retirada? O dejar salir y tolerar todo eso, que puedo ser un pelele del momento justo después de la jugada perfecta para la existencia de una posibilidad donde para mi no fuera posible? Que enredado! Que hace ir a la persona a algún lugar para después irse llena de ilusiones y de amor y estima y de cariño y de volveré o jamás este mundo y sus mareas será un obstáculo para no dejar ser todo aquello fuera de si, bien lejos y punto final? Nadie fue por mi, dice el personaje, como lo harías tú, pregunta, por qué lo harías tú, pregunta otra vez, solo viví un segundo aquel segundo que duró lo que tuvo que durar. El personaje calló, porque no callé yo? Una mirada, un encuentro, mil palabras. Recuerdo que hablaba poco, todo fue inesperado, un día hablé y hablé más y más y no pude parar de las ganas de expresarme, quizá te cansaste de mí, dice el personaje, no todo en mi era lo bueno, entre el yin y el yang y el asunto del equilibrio que cosa es perfecta, vuelve a preguntar, sabes qué, lo sabía, de alguna forma lo sabía, lo supe todo el tiempo, pero de alguna otra forma pensé que algo solo pretendía darme miedo para fortalecer mis sentimientos hacia tí, creo que las ganas y el amor se fortalecían dentro de cada posibilidad de que no iba a ser posible, eso me hizo sentir diferente, pero feliz cuando el resultado era que allí estabas, sonriéndome, con ganas de abrazarme, nunca esperé siquiera el regalo, allí estabas, para qué el regalo, el personaje se emociona con la última expresión en soledad y baja la cabeza ante una foto.  La simpleza, la felicidad, mil besos. Todo termina, así espero yo tranquilo mirando desde lo alto a las rocas y montañas del paisaje a que el eco se acabe. Creo que así viene siendo la vida. De rebote en rebote hasta que se acaben las piedras, de ola en ola, hasta que no haya viento, quizá me traen las palabras de vuelta.

No hay comentarios: