- Comprendo -Le dijo el asunto al pretexto- Para que unirnos y argumentarnos?
Estaban los dos ahí dispuestos a plagiarse uno al otro. El asunto en sí quería ser el pretexto y el argumento de una vez, como todo un moderno invento que caería en demanda a la misma velocidad que la velocidad de la idea que creó todo eso atrás. El pretexto con todos sus párrafos y secciones quiso esclarecer a una idea de, supuesta avanzada multitud lo que su antiguo compañero de contexto refería. Creía que solo un asunto encajado en la demanda se vendería como una foto de Berlin impresa en un t-shirt que cuelga en algún kiosko turístico en Sevilla.
- Vamos a ver, ahora estamos aquí frente a esos ojos que no dejan de leer y quieren saber por qué queremos estar juntos. -Continuó el asunto.
- No creo que creen que queremos estar juntos si tu te me impones como todo un asunto de importancia que me encoje el habla y prefiero susurrar a voz baja. -Dijo el pretexto.
- No es mi intención querer que seas de poca importancia, pero si sigues así, queriendo querer que yo no valgo lo necesario como para que esté por encima de tí, seguiré siendo lo que más se busca. Y tú, para mi lástima, parte de mí extraviada en los argumentos de noches y deseos trascendentales querrás que se hagan de mi conciencias mal intencionadas y desencadenadas tras la lujuria de querer y querer estar ahí no más. Hasta merecerme el asco público, hasta que me condenen por título pesado, arcaico, archivado y para que más, si lo sabes.
- Es por eso que no consigo pensar ni en la trama del argumento. Siento depresión en tus deseos de argumentarme.
- Es que sin el argumento que yo pretendo confiarte es parte de tí también, como separarte y no sentir remordimientos de hacerlo. Creés que podré vivir así de esa forma, si siempre huirás de mis pretextos.
- Es ahí donde yo ya no entiendo. Si soy yo el pretexto, como puedo ser el pretexto de tu argumento que trae pretextos.
- Es que no solo importa tu pretexto.
El pretexto tomó una pausa, respiró, continúo:
- Comprendo ahora mejor tu punto de vista. Crees que quiera compartir mi trama con la trama de tus pretextos.
- No solo intento que veas la diversidad que esos ojos quieren comprender. -Explicó en asunto.
- Por qué quieren comprender?
- Porque son partes también de la diversidad.
- Pero si no me aportan argumentos tus pretextos para qué insistir en que yo sea un pretexto que no argumenta.
- Quizá, entiendo, quizá tu intención de existir es necesaria desde tu lado de esta situación. El pretexto es solo un pretexto que necesita argumentos que se comunicarán de alguna forma bajo el pretexto de ser divulgados bajo la idea de que debe ser divulgados?
- Por qué no?
- Que pretexto más egocéntrico. Quiere, aparte de ser el pretexto, también el argumento. Tendrás complejo de inferioridad si no das tu pretexto argumentado según todas tus intenciones o qué?
- Por qué no?
- Es que si yo no sé nada tu haces ni dices nada?
- Puede ser que a veces no me quede remedio y por eso me vuelvo un pretérito indiferente vulgarmente llamado idea base.
- Por qué crees que eres una idea base?
- Por qué no me dejas simple y argumentado ir y argumentar la simpleza de mi pretexto.
- Siento que podemos convertirnos al paso de las letras en ruidos que protestan por la picazón que dejan las pulgas del interés perdido. Los ruidos que amenazan la convivencia entre un asunto y un pretexto están estrechamente ligadas a la duda de la inconveniencia de no saber que hacer ni con un pretexto ya pretendido sin tener argumentos visibles.
- Que no te haya explicado mis argumentos, ya que no hay necesidad alguna, ni motivo necesario para que lo conozcas, ya que solo vives de título, vacío y preocupado por los ojos que leen, no significará que no los tenga. Quiero decir, me siento con la obligación de argumentarme siendo yo el pretexto.
- Eres enfermizo hasta la médula espinal. No sé como crees todo eso, ni para qué, si solo el silencio de la duda y la inconformidad de ser solo un pretexto no te satisface. No prefieres ser importante, algo más cotidiano y menos pesado que un asunto y un argumento?
- A veces creo que sí, de eso se trata. Los emperos y los peros no quieren ser lo que son asi no más y ya está y todo es necesario en la dirección que sea. El problema es que no se pierda, si es que te quieres perder. Más allá del pretexto solo veo caos que ojos no quieren leer.
- Por qué tu interés en lo que los ojos lean?
- Por qué tus por qués que parecen peros?
Se quedaron mirando un segundo. El asunto respiró y meditó. Al cabo de un largo desargumentado silencio dijo:
- Las ideas que yo quiero argumentar están esclarecidas en tu pretexto. Mi argumento explicará lo que quieres tu ser. Para que ser todo el tiempo?
- Para que argumentar en la innecesidad de argumentar- Expresó el pretexto- sin conocer hasta que punto puedo yo ser paciente en cuestiones de aceptar quién soy y quién no dentro de todas tus explicaciones.
- No te das cuenta que nos preguntamos mucho más de lo que crees?
- Yo creo que no sé bien si son respuestas o diálogos monologados en este nuestro argumento sin argumentos.
El asunto en sí estaba difícil de argumentar y el pretexto no hizo más que insistir en sus preocupaciones. Así estuvieron años sentados frente a frente, alejados de los ojos que querían leer y los que no pudieron entender la disputa. Una tarde llegó el argumento. Se sintió curioso al ver como sentados el asunto y el pretexto no se hablaban una palabra y tenían los ojos abarrotados y saltones con las cabezas rojas de aguantar la ira de años y años de preocupaciones acerca. El argumento se acercó y los empujó para que reaccionaran. Ambos confundidos observaron al argumento que este sonriendo les contó:
- Había una vez bajo los residuos, bajo las ruinas de la desesperada y eterna disputa sobre quién o no debía ser quién era, estaba el desesperado intento de ser lo que se era antes de ser quién se quería ser antes de ser quién no es ahora cuando se es quién es, pero no se era, y para más locura llegó un día la era de no ser ahora y tuvieron que ser siempre y nunca, deambulando entre lo casi y lo efímero...
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